A dos horas de Barcelona, se encuentra uno de los pueblos más bonitos de la Costa Brava, Cadaqués. Sigue leyendo para descubrir los encantos de este lugar que destaca por sus casas blancas y su pasado marinero.
Un destino que atrae
Cadaqués es un precioso pueblo costero del Alto Ampurdán, situado en medio del escarpado Cap de Creus y cuya bahía forma el puerto natural más grande de Cataluña.
Ya desde los años sesenta, esta población viene siendo un destino muy frecuentado por aquellas personas procedentes de las provincias vecinas y por los turistas de otros países que llegan buscando un sitio acogedor y genuino en el que pasar sus vacaciones.
Los visitantes también se ven atraídos por la arquitectura religiosa de la zona y, sobre todo, por el pasado marinero que está presente en cada una de las calles y rincones de Cadaqués.
Aparte de por sus vistas y su vinculación con el mar, la popularidad de este lugar está bastante relacionada con la figura de Salvador Dalí.
La figura de Salvador Dalí
Cuando pasees por las callecitas estrechas y empinadas de Cadaqués y veas las casas blancas con rejas y flores en las ventanas, te será inevitable recordar algunas de las obras de Salvador Dalí. Una de ellas es “Muchacha en la ventana”, donde se aprecian los perfiles de la localidad y de su entorno.
Fue tanta la influencia de este catalán universal, que en el paseo marítimo hay una escultura en su honor. Está colocada dando la espalda al mar y no le falta ni su inconfundible bastón ni su irreverente bigote.
A tan solo ocho minutos en coche, en Portlligat, podrás encontrar la Casa-Museo del genio nacido en Figueres. Se trata de un espacio tranquilo y muy singular que verás tal y como el pintor lo dejó. Te sorprenderá la entrada con un oso polar disecado, la sala oval, el dormitorio, el estudio y un montón de piezas que son de lo más originales.
Un pasado muy presente
Si nos remontamos al siglo IX, podemos encontrar documentos que hacen referencia a la historia de Cadaqués. En ellos se habla de una aldea de pescadores y se destacan varias de sus calas (la Cala Guillola, la Cala Jugadora o la Cala Culip).
Se sabe que, en numerosas ocasiones, la villa sufrió los asaltos de los piratas y corsarios genoveses, argelinos y turcos que navegaban por el Mediterráneo. A causa a la frecuencia de estas incursiones, se optó por levantar una muralla de protección que, lamentablemente, fue destruida por el temido corsario Barbarroja. De esta antigua muralla solo se conserva la torre des Baluard y uno de los portales.
Dicha puerta da a la calle del Call, donde se ubicaba el barrio judío. Esta comunidad vivió asentada aquí durante la Edad Media. En la actualidad, aún queda algún vestigio de la sinagoga que existió hasta el siglo XV.
Muchos años después, escritores, pintores, actrices, actores y poetas llegarían a este municipio de la costa para aportar el toque de glamur y de arte que le darían fama internacional.
Un pasado muy presente
Si nos remontamos al siglo IX, podemos encontrar documentos que hacen referencia a la historia de Cadaqués. En ellos se habla de una aldea de pescadores y se destacan varias de sus calas (la Cala Guillola, la Cala Jugadora o la Cala Culip).
Se sabe que, en numerosas ocasiones, la villa sufrió los asaltos de los piratas y corsarios genoveses, argelinos y turcos que navegaban por el Mediterráneo. A causa a la frecuencia de estas incursiones, se optó por levantar una muralla de protección que, lamentablemente, fue destruida por el temido corsario Barbarroja. De esta antigua muralla solo se conserva la torre des Baluard y uno de los portales.
Dicha puerta da a la calle del Call, donde se ubicaba el barrio judío. Esta comunidad vivió asentada aquí durante la Edad Media. En la actualidad, aún queda algún vestigio de la sinagoga que existió hasta el siglo XV.
Muchos años después, escritores, pintores, actrices, actores y poetas llegarían a este municipio de la costa para aportar el toque de glamur y de arte que le darían fama internacional.
Recuerda que para llegar al pueblo de Cadaqués solo hay una ruta de acceso, es decir, un tramo zigzagueante de unos 15 km de carretera de montaña. Hay que tener paciencia y precaución en temporada alta. Que esto no te detenga. ¡Realmente vale la pena el viaje!
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