Conocer a nuestros antepasados y seguir su rastro es algo fascinante. A través de los restos que se han encontrado, podemos transportarnos a épocas pasadas y entender cómo eran la vida y las costumbres de entonces.
Hoy queremos hablarte de los orígenes íberos de Lloret de Mar y darte a conocer quiénes fueron unos de los primeros pobladores de esta zona de la Costa Brava.
Las huellas del pasado
Las numerosas excavaciones arqueológicas que se han realizado en varios lugares de Lloret de Mar han confirmado que aquí se establecieron los indigetes, una de las tribus de la cultura ibérica que habitaron la Cataluña actual.
En ellas, se han extraído elementos de defensa (torres y murallas), silos, estructuras de viviendas y restos de cerámica hecha a mano, entre otros hallazgos, que han ayudado a componer el relato que nos explica cómo era el día a día de este pueblo indígena.
En este municipio de la Costa Brava destacan tres yacimientos en los que se encuentran los vestigios que los íberos dejaron a su paso: los yacimientos de Puig de Castellet, de Montbarbat y el del Turó Rodó.
El yacimiento de Puig de Castellet fue construido en el siglo III a. C. Está situado en una colina de unos 195 metros de altura y a 2 kilómetros del núcleo de Lloret de Mar en un punto estratégico desde el que se tiene gran dominio visual, ya que abarca desde la desembocadura del río Tordera hasta la costa de Lloret.
La forma del recinto era pentagonal y estaba limitado por murallas y otros elementos levantados debido a los enfrentamientos que asolaron todo el Mediterráneo. Durante estos tiempos difíciles, este lugar fue un punto de vigilancia clave para asegurar la defensa de otros asentamientos cercanos, en especial del poblado de Montbarbat a tan solo 6 kilómetros de distancia.
Los trabajos de excavación han permitido saber que el recinto tuvo, aproximadamente, una vida de cincuenta años durante el siglo III a. C., tiempo en el que Roma y Cartago luchaban por conseguir el control del Mediterráneo occidental en las conocidas Guerras Púnicas. También se sabe que las personas que vivían aquí eran los guerreros (que se dedicaban a hacer una labor de vigilancia) y sus propias familias.
En el interior del yacimiento hay once ambientes rectangulares (de una, dos o tres habitaciones) adosados a la muralla que dejan un área libre en el centro. Cada uno de ellos tenía diversas funciones: podían ser casas, almacenes, lugares de trabajo o espacios comunitarios o de uso colectivo.
El yacimiento de Montbarbat
Es el más alejado y también el que está considerado como el más importante de la zona desde el punto de vista urbanístico. Está situado en la cumbre de la montaña que lleva el mismo nombre, con un magnífico control sobre la Selva, el curso bajo del río Tordera y el mar.
Fue habitado antes de la llegada de los romanos, entre los siglos VI a. C y I d. C., y es el yacimiento prerrománico más grande de Lloret de Mar, abarcando unos 5.700 metros cuadrados. Está rodeado de murallas y de torres defensivas y se han descubierto en él calles, viviendas y otros edificios.
En las diversas excavaciones que se han llevado a cabo se han desenterrado fragmentos de ánforas ibéricas y púnicas, objetos de bronce, cuchillos de hierro, collares de cristal y herramientas agrícolas de hierro. Asimismo, se han hallado restos de cerámica de la Grecia Ática que dejan constancia de la influencia que tuvo el mundo griego en estas tierras.
El yacimiento de Turó Rodó data del siglo III a. C. Su situación era perfecta para sus residentes. Ubicado en lo alto de un promontorio de 40 metros de altura, prácticamente al lado del Castell d’en Plaja y muy cerca del núcleo de Lloret de Mar, proporcionaba un amplio campo de visión para poder vigilar tanto el interior como el mar.
En el plano de este espacio de 650 metros cuadrados todavía se pueden identificar los talleres del poblado y algunas de las casas. Las siete viviendas principales de la parte norte son de planta rectangular y estaban adosadas a la parte interna de la muralla. Estaban compuestas por dos espacios: una estancia principal en el norte y una pequeña antesala abierta a lo que era la plaza.
En el año 2016 la casa número siete fue reconstruida mediante las técnicas de la arqueología experimental y usando materiales propios de aquella época: piedra, barro, cal, madera, paja y cañas. La obra es muy sencilla y dentro del habitáculo se ha reproducido un telar, banquetas, chimenea, etc.
La Costa Brava no es solo playa y sol. Toda la costa está repleta de yacimientos arqueológicos que esperan tu visita. Acércate a ellos, conoce su historia y déjate sorprender por todo lo que puedes descubrir.
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