El verano es una época ideal para sacar nuestro lado más explorador y lanzarnos a descubrir lugares bonitos y recónditos. Por eso hoy, queremos compartir contigo un secreto. O, mejor dicho, cinco secretos. Uno por cada una de las calas que estamos a punto de presentarte. Rincones de la Costa Brava poco masificados en temporada alta que solo unos pocos privilegiados conocen. 🤫
Cala Estreta (Palamós)
La cala Estreta se encuentra en Palamós, en un entorno absolutamente natural. Por su nombre, ya habrás deducido que se trata de una playa estrecha.
Tiene forma de media luna y poco más de cien metros de extensión. Llama la atención un saliente rocoso de color rojizo llamado “la Roja” que divide el terreno en dos.
Para llegar a cala Estreta debes ir en barco o bien caminar unos veinte minutos desde la playa de Es Castell. El acceso no es fácil, pero el esfuerzo merece mucho la pena.
Como curiosidad, te contamos que aquí verás una antigua barraca de pescadores de la que ya se hacía referencia en el siglo XV. En la actualidad es uno de los principales atractivos del lugar.
Al ser una playa virgen y de difícil acceso, no hay ningún tipo de servicio. ¡Ah! Está permitido practicar el nudismo así que, si te animas, ¡ya sabes! 😉
Cala Futadera (Tossa de Mar)
Esta cala pertenece al municipio de Tossa de Mar y está a unos seis kilómetros del núcleo urbano. Es una espectacular playa completamente virgen situada en la carretera que une esta localidad con Sant Feliu de Guíxols.
Se puede llegar en barco, como hacen la mayoría de las personas que la visitan, o dejando el coche al lado de la carretera para bajar después a pie por una larga escalera. Se la conoce también como la cala de los trescientos escalones, debido a que su acceso es un poco complicado. ¡Ten especial cuidado si vas con niños o si tú o alguno de tus acompañantes tiene vértigo!
Es una cala de aspecto salvaje con una longitud de noventa metros de largo por diez metros de ancho. Está formada por arena gruesa y piedras y por acantilados y pinos que la envuelven. Se trata de un enclave casi paradisíaco de aguas cristalinas que suele estar frecuentado por parejas y senderistas.
No tiene ningún tipo de servicios. Se recomienda ir por la mañana que es cuando le da más el sol y el espectáculo de luces es digno de ver. Éste es, además, el momento perfecto para disfrutar en soledad de la tranquilidad y del suave sonido de las olas del mar.
Cala del Crit (Calella de Palafrugell – Palamós)
No es fácil toparse con la cala del Crit ya que está bastante escondida, aunque su belleza y la historia que guarda bien valen acercarse expresamente a conocerla. La única forma de llegar es a pie desde los Jardines de Cap Roig.
Se encuentra en el municipio de Mont-ras, entre Palamós y Calella de Palafrugell, en una zona de gran interés natural y paisajístico.
Es una cala relativamente pequeña formada por arena gruesa y piedras. Todavía conserva unas viejas barracas de pescadores las cuales aportan una imagen muy pintoresca al paisaje. Está permitido el nudismo y hay una escuela de deportes náuticos que enseñan buceo, entre otras disciplinas.
Su nombre procede de una vieja leyenda. La historia cuenta que unos piratas, los sarracenos, atracaron en esta cala para pasar la noche. Al amanecer, cuando ya se disponían a zarpar, oyeron el canto de un gallo. Esto les hizo pensar que cerca de allí podría haber una casa con un botín que saquear. La encontraron, entraron y secuestraron a la hija del dueño. Al huir se llevaron a la chica, cuyo grito habría dado nombre a la playa.
Cala Morisca (Tossa de Mar)
A cinco kilómetros al sur de la población de Tossa de Mar se sitúa la bellísima y solitaria cala Morisca.
Es una pequeña cala virgen de difícil acceso, pues no se puede llegar a ella por carretera. Tan solo es posible hacerlo a pie o en barca.
Está formada por guijarros y arena gruesa de color dorado. Sus aguas destacan por ser tranquilas, transparentes y poco profundas. Tiene una longitud de setenta metros y una anchura de diez.
Por su forma y por la configuración rocosa que presenta, es ideal para practicar deportes como la pesca y el snorkel.
No es una de las calas más conocidas de la costa, por ello, las pocas personas que la frecuentan en verano se consideran muy afortunadas.
Cala Tavallera (El Port de la Selva)
En el Cap de Creus, en la localidad gerundense de El Port de la Selva, se halla la cala Tavallera.
Esta fabulosa cala virgen mide ciento treinta y cinco metros de largo y quince de ancho. La rodea un paraje espectacular de rocas erosionadas y vegetación que deja, como poco, sin palabras.
Se caracteriza por tener una arena gruesa, grava y unas aguas cristalinas poco profundas en las que es habitual la práctica del nudismo.
No dispone de ningún tipo de servicio, así que te recomendamos que vayas bien equipado si tu idea es la de ir a pasar el día.
Si buscas naturaleza y calma y estás huyendo de la pegajosa e incómoda arena, ¡este sitio te encantará!
Durante los meses de julio, agosto y principios de septiembre la temperatura del agua del mar es excelente. Si tienes unos días libres, puedes aprovecharlos para visitar la Costa Brava y darte más de un baño en una de estas preciosas y “secretas” calas.
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