Está claro que la Costa Brava conquista. Sus increíbles playas, su variada y hermosa vegetación, su arquitectura y sus gentes roban el corazón de cualquiera. Pero hay algo más en este bonito lugar que también hace que siempre queramos volver a él y es, sin duda, su riqueza culinaria.
Hoy vamos a hablarte de algunas de las delicias que puedes degustar en el litoral catalán. ¡Buen provecho!
Mar y montaña
Este plato es el reflejo de la gastronomía de la Costa Brava. En él, es absolutamente característica la fusión de carnes, pescados, mariscos y también de vegetales.
La combinación de todos estos ingredientes da como resultado una receta espectacular que puede parecer extraña para quienes no están acostumbrados a unir carne y pescado.
Se dice que este plato procede de los marineros que navegaban por la costa y su origen se remonta a tiempos en los que sólo era posible alimentarse con productos de proximidad. Así, el típico “mar y montaña” cuenta con una larga tradición centenaria, fruto de las condiciones geográficas y de la sabiduría popular.
Ferran Adrià lo popularizó y lo colocó dentro de la cocina vanguardista manteniendo toda su esencia.
Si este verano tienes la oportunidad de comer en un restaurante de la Costa Brava, no te pierdas esta fantástica combinación de productos de la huerta y la caza junto con los productos del mar. ¡Querrás repetir!
Un color rojo intenso
Directamente desde la Lonja de Palamós llegan a las mesas de muchas casas y restaurantes de esta localidad uno de los productos autóctonos más preciados, la Gamba de Palamós. Se caracteriza por su color rojizo intenso que se debe, en gran medida, a la alimentación característica que este crustáceo encuentra en el Mediterráneo.
Es un producto reconocido internacionalmente por su carne fina, fresca y sabrosa. Al cocinarla adopta una textura firme y su tonalidad se vuelve más brillante. Suele gustar mucho a la plancha por eso es así como la puedes consumir en casi todos los restaurantes de Palamós.
Actualmente, la Gamba de Palamós cuenta con una marca de garantía la cual reconoce su valor y su calidad. Pruébala, es un auténtico homenaje para el paladar.
Si te apetece adentrarte un poco más en la tradición pesquera de este pueblo, te recomendamos visitar el Museo de la Pesca que se encuentra en el mismo municipio.
El tesoro de L’Escala
Desde hace varios siglos, L’Escala es considerada como un pueblo de referencia por su larga tradición marinera y, sobre todo, por su industria de la anchoa. Esto le ha hecho ganar una buena reputación y fama en todo el mundo.
Su elaboración artesanal y su método de conservación, en salazón, son la clave para que este producto tenga un sabor suave y único.
Si paseas por L’Escala te toparás con el Alfolí de la Sal, un emblemático edificio del s. XVII que se usó en el pasado para almacenar la sal que llegaba de distintas salinas. Posteriormente sirvió como aduana marítima y más tarde fue adquirido por el ayuntamiento para ser restaurado y habilitado como equipamiento cultural.
En el Museo de la Anchoa y de la Sal, situado a las afueras del casco urbano, podrás sumergirte en la historia de la pesca de la anchoa y te darás cuenta de lo importante que siempre ha sido la sal para los habitantes de esta localidad.
Delicias del fondo del mar
Cada mes de febrero y hasta inicios de marzo es tiempo de erizos de mar o “garoines”, una auténtica delicatessen de la Costa Brava con un sabor intenso a mar.
La temporada de erizos se produce cuando éstos están en su mejor momento, justamente cuando las aguas se encuentran en calma.
Siempre son recogidos al alcanzar un tamaño concreto. Es una forma de evitar que la pesca afecte a su reproducción y disminuya su población. Las partes comestibles son, por si no lo sabes, las glándulas sexuales. Es por ello por lo que a estos animales marinos se les atribuyen cualidades afrodisíacas. 😉
En los pueblos costeros como Calella y Llafranch podrás disfrutar de los erizos de mar. Se consumen partidos por la mitad. Se tienen que abrir cuidadosamente para evitar hacerse daño con las espinas que los recubren. Una vez abiertos, se extrae la parte roja con la ayuda de una cuchara. Se pueden comer solos o, por ejemplo, sobre una rebanada de pan.
Recuerda que en febrero del año que viene tienes una cita en la costa para saborear esta exquisitez que no se puede explicar con palabras.
Un plato típico marinero
Existe un plato típico y propio de los pescadores de antaño que faenaban en la Costa Brava: el “suquet de peix”. Es una receta tan sencilla como apetitosa que exigía una preparación rápida e ingredientes que cundieran bastante ya que el objetivo era alimentar a toda la tripulación.
Consiste en un plato de pescado variado y hervido (a veces con crustáceos y mejillones) preparado con un sofrito de ajo, aceite, harina, tomate y perejil, al que se le añade agua, sal y pimienta.
La base de este guiso espeso es la combinación de las patatas y el sofrito. Se suele condimentar con especias para realzar el sabor del pescado.
Aprovecha una escapada a la costa para probar estos ricos manjares que son solo una pequeña muestra de todos los platos y productos típicos de la zona. Déjate llevar por los aromas y los sabores de la Costa Brava, seguro que te vas a enamorar aún más de ella cuando des el primer bocado. 🍽😋❤️
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