Quién le iba a decir al escritor francés Antoine de Saint-Exupéry que alguien le haría un pequeño homenaje a su famoso libro El Principito en un paseo de la Costa Brava. Sigue leyendo y déjate sorprender por este bonito rincón que invita a soñar.
La inspiración.
En L’Escala, a lo largo de la Avenida Riells y al lado de la playa, encontrarás una ruta muy especial: la ruta de El Principito.
La idea de crear este recorrido se le ocurrió al arquitecto Alfred Fernández de la Reguera en el año 1992 cuando le fue encargada la urbanización de la zona.
Mientras éste y su hija paseaban cerca del mar durante una visita para supervisar las obras que se estaban realizando, ambos se fijaron en un particular muro de piedra. De repente, la niña lo asoció con el que aparece al final del cuento de El Principito, justo en el pasaje donde el protagonista se encuentra con la serpiente. En ese preciso instante, el padre sintió tal emoción que decidió que la intervención la haría pensando en la niña y que la decoración estaría inspirada en la atemporal novela de Antoine de Saint-Exupéry.
Un tiempo después, el lugar se convirtió en lo que sigue siendo hoy: un precioso paseo al aire libre en el que es posible contemplar diferentes figuras que hacen alusión al famoso libro.
El libro.
Por si no conoces este clásico de la literatura infantil, te contamos que El Principito es un relato escrito por Antoine de Saint-Exupéry en 1943 y que, a día de hoy, sigue siendo una de las publicaciones más traducidas de todos los tiempos. Supera ya las trescientas traducciones en todo el mundo y se posiciona por delante de El Quijote.
El libro, ilustrado con acuarelas por su autor, habla de la importancia que tiene la amistad y el amor en la vida. Aunque en principio está dirigido a los más pequeños, por la temática y por las profundas reflexiones que contiene, también está destinado a los adultos quienes pueden obtener de él grandes enseñanzas.
En sus páginas se cuenta la historia de un piloto de la aviación francesa que, tras una avería, se ve obligado a aterrizar en el desierto del Sáhara. Es aquí donde se encuentra con un pequeño príncipe procedente de otro planeta y donde da comienzo el relato.
La ruta.
De entrada y como elemento contextualizador, te darás cuenta de que el color dorado de la arena de la playa de Riells evoca directamente al desierto al que llega el aviador.
Durante el recorrido te toparás con varios de los personajes que aparecen en la famosa historia.
Como ya te estarás imaginando, la escultura del pequeño príncipe está situada encima del muro en el que el arquitecto y su hija se fijaron el día que caminaban por el paseo. La figura adopta una posición curiosa: está sentada en dirección al pueblo pero con el cuerpo girado para poder contemplar el mar y el paisaje de la costa que tiene a su espalda.
En la Plaça de l’Univers, muy próxima a la playa y en las escaleras a través de las que se accede a la arena, descubrirás al personaje del Zorro quien le enseña al Principito el verdadero sentido de la amistad y la esencia de las relaciones humanas.
Otra clara referencia al libro es, por ejemplo, la delicada rosa que adoraba el Principito y que se debía proteger bajo una campana de cristal. Esta flor tiene dedicado su propio espacio en forma de mosaico en el suelo.
También verás representadas otras figuras como el baobab, las rocas volcánicas y las constelaciones de Oriente.
Una de las frases de entre las muchas que puedes encontrar en esta obra literaria y una de las que más ha trascendido es que “lo esencial es invisible a los ojos”. Y sí, el verdadero valor de las cosas no siempre es evidente. Aunque cuando se trata de la Costa Brava, estarás de acuerdo con nosotros en que su incalculable valor, además de visible, es incuestionable.
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