La Costa Brava, además de paisaje, es arte. Por eso hoy hemos seleccionado algunas iglesias y monasterios con gran valor artístico y simbólico que no te puedes perder. ¡Toma nota!
Monasterio de Sant Pere de Rodes.
En la localidad de El Port de la Selva, sobre una montaña y a más de 500 metros de altura, se sitúa el Monasterio Benedictino de Sant Pere de Rodes.
El conjunto, en el que llama la atención la torre de defensa y el campanario, fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional y es una de las construcciones más representativas del románico en Cataluña y en la Península.
El interior está muy bien conservado y hoy en día funciona como un museo que es posible visitar. Además de por la arquitectura y por la interesante historia que guarda este edificio del s. IX, estamos seguros de que disfrutarás del entorno natural que lo rodea y de las impresionantes vistas.
Monasterio de Santa Maria de Solius.
En el año 1967 y junto a tres monjes más, el abad Edmon M. Garreta i Olivella fundó a la edad de 33 años el Monasterio de Santa Maria de Solius en el municipio de Santa Cristina d’Aro.
El templo es un edificio neoclásico del siglo XVIII que cuenta con poco más de cincuenta años de historia y que está situado junto a la iglesia parroquial de Santa Agnès de Solius.
El edificio, que descansa sobre los restos de una antigua iglesia románica, tiene una sola nave y tres capillas laterales a cada lado.
Durante la visita también podrás descubrir el entorno y los jardines que rodean el monasterio. ¡No te olvides de ver la colección de pesebres hechos por los monjes!
Monasterio de Sant Feliu de Guíxols.
El Monasterio Benedictino de Sant Feliu de Guíxols es un imponente conjunto arquitectónico con gran interés histórico.
Fue levantado sobre estructuras de la época romana y reconstruido en numerosas ocasiones a lo largo de su historia. Por esta razón encontramos elementos góticos, como la iglesia, y románicos como la famosa Porta Ferrada, todo un símbolo para el pueblo. Destacan, además, las antiguas torres de defensa: la Torre del Fum y la del Corn.
Actualmente, acoge el Museo de Historia de la Ciudad y el Espai Carmen Thyssen donde podrás admirar la colección personal de obras de arte que exhibe la baronesa.
Iglesia de Santa Maria de Cadaqués.
La iglesia de Santa Maria de Cadaqués fue erigida en el siglo XIII pero, debido a los saqueos que sufrió por parte de los piratas, tuvo que ser restaurada años después. Esta es la razón por la que el estilo gótico está presente en el edificio.
Para llegar a esta iglesia que está pintada de blanco como las típicas construcciones mediterráneas, deberás recorrer las callejuelas empinadas del casco viejo hasta que estés en la parte más alta del pueblo.
Al entrar verás el órgano más antiguo de Cataluña y un retablo de unos veinte metros de alto. Si el interior te fascina, las espectaculares vistas a la bahía desde el mirador te van a dejar sin palabras.
Iglesia de Sant Romà.
Paseando por el centro de Lloret de Mar te toparás con uno de los edificios más representativos de esta población, la Iglesia de Sant Romà. Te quedarás impresionado al contemplar su cúpula repleta de tejas de colores y su fachada modernista con reminiscencias bizantinas, renacentistas y musulmanas.
La iglesia es original del siglo XVI y en aquella época se construyó en estilo gótico. Entonces constaba de una sola nave y fue dotada de elementos de fortificación como, por ejemplo, la puerta levadiza. En los siglos posteriores se levantaron capillas laterales y otras dependencias. En el interior destacan el color blanco de sus paredes y los retablos de pintura catalana.
Por su localización, suele ser elegida como escenario para celebrar conciertos de música clásica.
Esperamos que después de todo lo que te hemos contado, estés sintiendo la llamada de la costa y que muy pronto puedas visitar estas joyas arquitectónicas. Eso sí, con toda la calma del mundo para que aprecies bien cada uno de sus detalles.
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