La Costa Brava hoy es conocida por ser una tierra amable y tranquila muy diferente a cuando la ocupaban nuestros antepasados.
Hubo una época en la que sus habitantes vivían aterrorizados por los piratas y corsarios que navegaban por el Mediterráneo y se dedicaban a secuestrar, saquear, bombardear e incluso a matar a quien les hiciera frente.
Su presencia dejó una huella que aún hoy perdura en forma de leyendas y también en forma de torres de defensa. Sigue leyendo porque te vamos a hablar de algunas de estas construcciones que la población levantó como sistema de vigilancia y que puedes visitar en tu próxima escapada a la costa.
Torre Valentina. Calonge.
La Torre Valentina está situada al final del paseo de Calonge rodeada por una amplia playa y un camino de ronda que continua hasta Platja d’Aro.
Es un monumento protegido catalogado Bien Cultural de Interés Nacional que fue construido al lado de una masía frente al mar, cuyo espacio hoy lo ocupan unos apartamentos. La torre de esta masía, la Torre Valentina, fue erigida entre los siglos XV y XVI. Tiene base cilíndrica y está coronada por almenas que se encuentran en buen estado de conservación.
Organizar una salida en familia para conocerla puede ser un buen plan para el fin de semana.
Torre de Montgó. L’Escala.
En el extremo norte de la Cala Montgó, una playa urbanizada de L’Escala situada junto al Parque Natural del Montgrí, se levanta a más de 100 metros de altura la Torre Montgó.
Esta fortificación de planta circular permitía controlar el acceso de los piratas que se acercaban y dar aviso a los pescadores que faenaban en el mar.
En el año 1598, el rey Felipe I autorizó su construcción con el fin de que la población de aquella zona pudiese acudir a ella buscando refugio cuando fuesen atacados por piratas procedentes del norte de África.
Desde la montaña en la que se ubica tendrás una visión amplia y asombrosa de la Costa Brava. Divisarás la Cala Montgó, L’Escala y su puerto, Sant Martí d’Empúries, el Parque Natural dels Aiguamolls de L’Empordà, el Coll del Pertús, Empuriabrava, Roses y el cabo Norfeu.
Torre de Sant Sebastià (Torre de Guaita). Palafrugell.
La torre de vigilancia de Sant Sebastià de la Guarda que data del siglo XV, está situada en la cima de la montaña de Sant Sebastià más concretamente sobre un altísimo acantilado llamado Salto de Romaboira.
Fue catalogada monumento protegido como Bien Cultural de Interés Nacional y se engloba dentro del Conjunto Monumental de Sant Sebastià de la Guarda: el cabo de San Sebastià que incluye el mirador, la iglesia de Sant Baldiri (anexa a la torre), el grandioso faro y el yacimiento ibérico.
El entorno natural que rodea la Torre de Sant Sebastià hace que visitarla sea una magnífica experiencia ya que una vez arriba podrás apreciar, entre las almenas que la coronan, una de las mejores vistas de la Costa Brava.
Torre de Norfeu. Roses.
En la zona más alta del Cabo de Norfeu encontramos los restos de la Torre de Norfeu.
En el pasado, esta torre formaba parte de una línea de torres entre Cadaqués y Roses que se comunicaban entre sí para alertar de la llegada de piratas por medio de señales acústicas o de humo.
Originariamente medía 7,5 metros de altura y, al igual que muchas otras construcciones similares, fue construida en el siglo XVI. Aunque hoy solo se conserva una altura aproximada de unos seis metros, constaba de dos plantas y de terraza superior. Para acceder de la planta baja a la primera se debía usar una escalera de madera.
Justamente en la parte baja se reconoce la cisterna que usaba el guardián de la torre para almacenar agua potable. Todavía se conservan en su interior las baldosas que servían para protegerla de posibles filtraciones.
Y aunque ya te lo estarás imaginando, te lo confirmamos: las vistas desde este punto son excepcionales. Podrás contemplar la Cala Montjoi y la Cala Jóncols, dos calas con mucho encanto. 😉
Afortunadamente hoy día ya no existen aquellos piratas que venían a asolar brutalmente nuestro litoral. En su lugar llegan por tierra, mar y aire amantes de la Costa Brava con la intención de llevarse consigo el tesoro más preciado: el haber vivido plenamente la costa y el haber hecho las fotos más espectaculares para publicar en sus redes sociales. Si tú eres uno de ellos solo podemos animarte a que vuelvas diciéndote: ¡Al abordaje!
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