Tossa de Mar
Tossa de Mar es uno de los pueblos más pintorescos de la Costa Brava. Paseando por sus calles tropezarás con vistas espectaculares dignas de postal. Su playa principal está repleta de barcos de colores. Las imponentes murallas del castillo resguardan la zona más bella: el casco antiguo.
Si dispones de un vehículo, podrás disfrutar de las impresionantes vistas que encontrarás en la carretera que conecta Tossa de Mar y Sant Feliu de Guíxols. Descubrirás algunos de los rincones más genuinos como: Cala Pola, Cala Giverola o la Platja del Señor Ramón.
Cuando lleguéis al municipio de Sant Pol de Mar, ¡será vuestro momento de descanso! Os aconsejamos pasar la noche en uno de los hoteles situados en la playa, ¡y disfrutar de su mágica brisa marina!
Lloret de Mar
Si piensas que Lloret de Mar es solo un lugar para el ocio y la fiesta, estás equivocado.
Lloret está lleno de belleza. Posee monumentos de gran riqueza cultural, como por ejemplo: el Castillo de San Juan (origen de la villa de Lloret) situado en la cima de la colina que separa las playas de Lloret de Mar y Fenals. O la Iglesia de Sant Romà con sus mosaicos de colores, o los jardines de Santa Clotilde situados sobre un acantilado con impresionantes vistas al mar.
Blanes
Blanes, además de ser un antiguo pueblo pesquero, posee uno de los jardines más importantes no solo de España sino de Europa. Y si vas en busca de vistas espectaculares, la Colina de Sant Joan situada al lado del castillo de Sant Joan te ofrecerá un paisaje único.
En Blanes podrás disfrutar de unas vacaciones idílicas, teniendo a tu disposición una variedad de calas y playas no masificadas. En verano, se organiza uno de los festivales de fuegos artificiales más importantes de Europa, ¡una cita obligatoria!
Tamariu
Entre Begur y Calella de Palafrugell se encuentra Tamariu, un pequeño municipio pesquero fundado a principios del siglo pasado. Su ambiente es tranquilo y auténtico, rodeado de preciosas calas y restaurantes en los que podrás disfrutar de una excelente gastronomía. Cerca de Tamariu se encuentra la Cala de Aigua Xelida, conocida por ser uno de los parajes más preciosos de toda la Costa Brava.
Pals
Pals es uno de los pueblos medievales mejor conservados de no solo la Costa Brava, ¡sino de toda Cataluña! Recomendamos visitar su casco antiguo, situado encima de una pequeña colina, perfectamente conservado. Paseando por sus calles empedradas conseguirás transportarte a la Edad Media. A pocos kilómetros del centro histórico se encuentra la playa de Pals, conocida también como la Platja del Racó. Una extensa playa con dunas de arena a su alrededor.
Sa Tuna
Sa Tuna es conocida como un lugar en el que encontrarás algunas de las calas más espectaculares de la Costa Brava. Además, recomendamos visitar este antiguo pueblo pesquero que ha sido capaz de conservar su ambiente único con el paso de los años.
Palamós
Palamós es reconocido a nivel internacional por sus deliciosas gambas de color rojo intenso. Su paseo marítimo es el lugar idóneo para deleitarse con este manjar y disfrutando de un ambiente distendido a pie de mar. Cerca se encuentra S’Alguer, un pequeño asentamiento rodeado de casas de pescadores. Un auténtico remanso de paz que puedes visitar recorriendo el Camino de Ronda.
Calella de Palafrugell
Calella de Palafrugell es un antiguo pueblo pesquero en el que puedes vivir la sensación única de la Costa Brava. Sus casas blancas que dan a la orilla del mar, sus barcas de maderas ancladas en la arena, sus calas de agua cristalina consiguen crear una mágica atmósfera.
Llafranc
Vecino de Calella, Llafranc es otro de los pequeños pueblos con encanto. Cuenta con el faro más potente de la Costa Brava, el faro de San Sebastián, y uno de los más reconcidos yacimientos ibéricos el de Sant Sebastià de la Guarda.
Begur
Begur es reconocido ante todo por sus playas y sus fantásticas calas como, por ejemplo, Aiguablava. Pero el pueblo también merece gran protagonismo. Begur cuenta con un pequeño castillo en lo alto de su colina con unas vistas espectaculares desde donde puedes ver las Islas Medes y, en los días más claros, los Pirineos. Las múltiples casas de color blanco fueron construidas por aquellos begurnenses que emigraron a Cuba en el siglo XIX.
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