En GHT nos gustan todos los tipos de playa que ofrece la costa. En el post de hoy te explicamos las características de cada una. Si tienes pensado venir a vivir la costa, a continuación te damos herramientas para elegir “la playa” más cercana a tu hotel GHT.
Playas de arena dorada
A pesar de que la idea “playas de arena dorada” evoca lugares lejanos, en la Costa Brava puedes encontrar playas increíbles —y sí, doradas— a solo un paso de los hoteles de GHT. La razón del color de esta arena proviene de la erosión de las conchas y piedras de la zona, y lo más importante: el cuarzo y el hierro que contiene. Gracias a ello, se consigue de manera natural el maravilloso paisaje de las playas de la Costa Brava.
Playas de arena dorada: Cala Pola en Tossa de Mar, Cala del Senyor Ramon en Sant Feliu de Guíxols.
Playas de arena fina
Es esa arena que se mete por todas partes, que se te pega a la piel, pero que para tumbarse a tomar el sol, es de lo mejor que hay. No duele al andar, ni se te clava en la espalda, y lo mejor es …¡que es perfecta para hacer castillos de arena! La ventaja de que se pegue tanto es su consistencia, y en consecuencia, es mucho más fácil crear formas con ella. Podría decirse que las playas de arena fina son ideales para ir en familia, con los niños. Es una apuesta segura para la diversión y comodidad.
Playas de arena fina: Playa de Sant Pol en Sant Feliu de Guíxols, Cala del Maset en Sant Feliu de Guíxols.
Playas de arena gruesa
Al contrario de la anterior, la arena gruesa no es tan cómoda para echarse al sol. En cambio, su gran atributo es que no se pega, lo que resulta de lo más confortable para los maniáticos de la limpieza. Además, el tamaño de la arena indica varios factores de gran utilidad. El más importante es que como más grande sea el grano de arena, más fuerza tiene el mar en esa zona, ya que debe tener la potencia suficiente como para arrastrar piedras a la orilla. Sabiendo esto, es tu decisión escoger a qué tipo de playa ir, ¿una de arena fina o una de arena gruesa?
Playas de arena gruesa: Playa Belladona en Platja d’Aro, Playa de Fenals en Lloret de Mar.
Playas largas
Playas kilométricas, de esas que no sabes dónde empiezan o acaban. Normalmente, y sobre todo si vas a hora punta, este tipo de playas las encontrarás llenas de gente. No obstante, si consigues coger terreno y asentarte en un sitio, el día puede transcurrir estupendamente. Asimismo, las playas largas suelen estar ubicadas cerca, si no pegadas, de centros urbanos, como el de Lloret de Mar, Sant Feliu de Guíxols o Tossa de Mar. No tendrás ningún problema para encontrarlas.
Playas largas: Playa de Santa Cristina en Lloret de Mar, Playa Sa Conca en Platja d’Aro.
Calas
Para llegar a las calas, debes vivir toda una aventura. Y es que no hay un camino fácil para acceder a ellas. Lo que sí te podemos asegurar es que una vez allí, todo habrá valido la pena. Es un lugar donde evadirse de la realidad. Su entorno natural y sus aguas cristalinas son mágicos, como de otro mundo. Eso sí, las calas son características por ser cortas, por lo que no pueden acoger a muchos bañistas. Es por esto que te recomendamos no perder ni un minuto del día, y salir por la mañana en busca de la cala perfecta.
Calas: Cala Pola en Tossa de Mar, Cala Sa Boadella en Lloret de Mar.
Playas rocosas
Este tipo de playas se llevan la palma en cuanto a belleza. Su aspecto salvaje contrasta con el azul del mar y la tranquilidad que transmite. Es una escena muy característica de la Costa Brava, debido a su litoral escarpado. A medida que la costa avanza hacia el norte, podrás encontrar playas rocosas impresionantes, paisajes que vale la pena verlos y vivirlos.
Playas rocosas: Cala Urgell en Sant Feliu de Guíxols, Cala d’Es Canyers en Platja d’Aro.
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