Por su terreno escarpado y en el que abundan los desniveles, la Costa Brava ofrece una gran variedad de miradores: elevados, a pie de mar, céntricos, íntimos… El viajero que disfrute haciendo fotos de paisajes encontrará en la Costa Brava su paraíso particular.
Y puesto que la abundancia de miradores puede resultar apabullante a lo largo de toda la costa, iremos por partes. En el post de hoy nos centraremos en detectar las mejores miradores de la zona del Bajo Ampurdán y alrededores. Si te alojas en los hoteles GHT S’Agaró Mar o el GHT Xaloc, ubicados en Sant Feliu de Guíxols y Platja d’Aro, respectivamente, ¡este post va por ti!
Mirador del Cap de Creus, Cadaqués
Su gran encanto es también su handicap: Cadaqués está lejos de todo. No obstante, uno no puede vivir la costa sin visitar esta localidad del Alto Ampurdán. ¡Llegar hasta el faro del Cap de Creus es la mejor forma de hacerlo! Nos encontraremos con un mirador clásico, el típico balcón con vistas al mar desde el cual se contemplan el Cap Norfeu, Cadaqués, El Pení, Cala Fredosa, Cala Jugadora… y unos puestas de sol color rojo-no-quiero-irme-de-aquí que no se olvidan fácilmente.
Punta del Molinet, Estartit
En la localidad del Estartit se encuentran las Islas Medes, uno de los paisajes más sorprendentes de la Costa Brava, declarado ZEPM (zona especialmente protegida de importancia para el Mediterráneo). Punta del Molinet es el mirador perfecto para contemplarlo en su plenitud. Más allá del paseo marítimo y del puerto del Estartit, recorriendo un agradable tramo pegado al mar, se encuentra la roca del Molinet, el punto de tierra firme más cercano a las Medes. En este momento, sobran las palabras.
Far de Sant Sebastià, Palafrugell
En la zona oriental de la localidad de Palafrugell, en lo alto de un monte que separa los pueblos costeros de Llafranc y Tamariu, se encuentra el Far de Sant Sebastià. Construido en una terraza elevada 169 metros sobre el nivel del mar, es uno de los miradores (en catalán conocido como “mirador de la hostatgería”) de referencia de la zona, además de un conjunto arquitectónico muy interesante. Avisamos: desde aquí las salidas de sol son hipnóticas.
Castell de Begur, Begur
Muchos visitantes coinciden en afirmar que el Castell de Begur, construído en el siglo XI por orden de Arnust de Begur, ofrece una de las vistas más hermosas de la Costa Brava. Uno de los puntos más característicos del mirador es su carácter urbano, pues está situado en el centro del pueblo. El viajero que se anime a visitarlo podrá ver las islas Medes, Sa Riera, el Canigó, la desembocadura del río Ter, el cabo de Creus… Una experiencia excepcional.
Ermita de Sant Elm, Sant Feliu de Guíxols
Frente a la explanada de la ermita de Sant Elm, en Sant Feliu de Guíxols, el viajero puede disfrutar de una las vistas más espectaculares del lugar. Es un mirador tan abierto al mar que permite disfrutar de dos vistas: dirección norte, una perspectiva del tramo entre Tossa de Mar y Palamós; y sur, una vista de pájaro de la playa de Sant Feliu de Guíxols. ¿Te lo perderás estando tan cerca?